Antes de compartir con vosotros, como prometí, mis «Noticias breves sobre la etapa posterior a la gestión de la crisis» y responder a la pregunta «Entonces, ¿cómo procedemos mañana?», esta semana os hablo de los entresijos del trabajo en confinamiento, repleto de concienciación, interrogantes… y perlas.
El principio de esta crónica es reunirse dos veces por semana en un bar virtual, alrededor de una barra imaginaria, para compartir con vosotros experiencias y consideraciones recopiladas durante mis interacciones con clientes, compañeros, socios y otros expertos en seminarios web. Por cierto, es impresionante la cantidad de expertos en teletrabajo que hay desde hace unas semanas. Sospecho que muy pronto lo serán también en materia de organizaciones ágiles. ¡Pero eso es otra historia de la que ya hablaremos más adelante!
Lo que hemos aprendido…
- Nuestros hijos no han aprendido a estudiar, es superduro ser profesor. En cuanto a nosotros, ¡dudo que aprobáramos la selectividad si nos examináramos ahora!
- Obligados a retomar la escuela en casa, algunos padres confiesan que se interesan realmente por el aprendizaje de sus hijos: «Normalmente, no soy yo quien les manda hacer los deberes… Y la verdad, me aterra descubrir que no saben organizarse», «Como trabajo mucho, no ando detrás de ellos para guiarles o controlarles; además, sacan buenas notas. Pero hay algo que me sorprende mucho: ¡no saben estudiar! Encima, parece que este asunto es la menor de sus preocupaciones (igual que para los profesores). Empollan para sacar una nota aceptable en el examen y, una vez que lo han terminado, se olvidan de todo tan deprisa…».
- «¡Es alucinante que tengamos problemas para resolver ejercicios de matemáticas de 1.º de ESO! ¡Por no hablar de los de primaria! ¡Menos mal que no nos van a pedir que repitamos la selectividad!».
- «Los profesores tienen muchísimo mé Parece un trabajo sencillo, pero se necesitan muchas competencias y la verdad es que no es nada grato.» Mira que hace tiempo que se dice que es una profesión difícil… ¡Y más aún cuando quien enseña es el padre o la madre del alumno, ya que lo que está en juego implica una cantidad de cuestiones que van mucho más allá del aprendizaje!
- ¡Es posible organizar reuniones cortas y eficaces! Increíble,¿verdad?
- Ese es el gran descubrimiento de muchos equipos de todo tipo de organizaciones: «¡Cada mañana celebramos reuniones supereficaces de 30 minutos mientras disfrutamos de un café!», «Antes pasábamos jornadas en reuniones que duraban entre 1,5 y 3 horas, mientras que ahora se ha reducido a la mitad el número de reuniones y, sobre todo, su duración».
- «¡Por fin!», piensa la mentora que dormita en mí y que no llega a entender cómo podían perdurar tales prácticas a pesar de las penurias y la ineficacia generadas, a pesar de la existencia de procesos de interacción sencillos y fáciles de aplicar… Veremos si después del confinamiento perdura este consenso, pero parece que esta concienciación creciente es sólida y responde a un hartazgo que se vislumbra desde hace varios añ Esperemos que el alto nivel de carga de trabajo y de incertidumbre que nos espera obligue a las empresas y las administraciones a priorizar reuniones menos numerosas, más frecuentes, más cortas y más eficientes.
- No es necesario desplazarse para reunirse con un cliente, un socio o un cliente potencial…
- Acostumbrados a las reuniones presenciales, sobre todo en las sedes sociales de los contratistas principales, o a los almuerzos de negocios, muchas personas descubren que es posible reunirse y crear conjuntamente soluciones a distancia sin verse.
- «Presentamos propuestas en línea, a veces sin que veamos la cara de nuestros interlocutores, a quienes no conocemos y que apagan su cámara para evitar que se saturen las redes. Lo sorprendente es que esto funciona. Creamos la relación de manera diferente, visitamos LinkedIn u otras redes para ver sus caras…».
- «Es genial ahorrarse 1 o 2 horas de desplazamiento para obtener un resultado igual de bueno, o incluso mejor, ya que una vez que pasamos la introducción inicial sobre el contexto inevitable del momento, no perdemos el tiempo en consideraciones inú Vamos directos al grano, hay más empatía y amabilidad que de costumbre, como una especie de sensibilidad y solidaridad compartidas que se expresan de manera inconsciente».
- El mundo es VUCA… ¡Y esta vez, es de verdad!
- Volátil, incierto (uncertain), complejo y ambiguo: hace varios años que nosotros (el equipo Spindle y muchos otros) repetimos este acrónimo para alertar de la transformación del mundo en que vivimos y proponer soluciones para remediar el problema. No obstante, muchos seguían dudando o usaban como pretexto que su actividad o su oficio eran una excepción o que siempre habían experimentado una gran evolució ¡Ay, cuando nos domina la negación y la minimización!
- «Nunca he vivido una crisis así ni tal nivel de incertidumbre en toda mi carrera… ¡Han tenido que pasar 62 años para vivir esto!».
- «Lo que tenemos que gestionar a diario es muy complejo: muchos parámetros que no dominamos a tener en cuenta, un alto nivel de riesgo, decisiones rápidas que tomar y que afectan a la vida de nuestros empleados».
- «Empiezo a pensar en la etapa posconfinamiento y no consigo hacer previsiones ni planes. Sin embargo, hay que preocuparse de eso ahora, ¿pero cómo?».
Por último, como las conversaciones que se mantenían en el bar ahora tienen lugar en la calle o entre dos balcones (el distanciamiento social obliga), os presento mi cita preferida del día: «Hoy no tengo ganas de hacer nada (suspiro)… ¡Al final, esto es muy oportuno, porque no tengo nada que hacer! ». Una buena noticia y, sin duda, una oportunidad en este montón de limitaciones, ya que cuando el «hacer» está vacío, el ser puede llenarse.